La sierra de Lugros forma parte del macizo de Sierra Nevada, que durante miles de años ha visto su espacio alterado por la acción del hombre (pastoreo, minería, talas incontroladas, producción de carbón, agricultura, repoblación forestal,…). Estas actividades hicieron retroceder al bosque autóctono casi hasta su desaparición.
Los bosques de Lugros sin embargo, se han salvado de esta intensa intervención humana porque desde el momento de la conquista castellana del reino Nazarí, se han mantenido históricamente dentro de una continuada titularidad privada que, al impedir el libre acceso a la finca, evitó la esquilmación de sus recursos forestales, salvándola así entre otras cosas de la substitución del bosque original en la masiva repoblación forestal (de pinos) del pasado siglo XX. Motivo por el cual la Dehesa del Camarate se ha convertido en uno de los rincones más hermosos del Parque Nacional de Sierra Nevada y en un auténtico tesoro de joyas botánicas salvadas de la intervención humana.
En 2002 una parte de la dehesas fue adquirida por el Ministerio de Medio Ambiente, y puesta a disposición pública para el disfrute de todos los ciudadanos.
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